Estela Garavito
11/05/2025
ES bellísimo el fragmento del poema Nogalia aún más allá de la muerte de Fernando March. Estamos ante un texto profundamente lírico, de tono elegíaco y místico, que expresa un amor absoluto y eterno, capaz de trascender la muerte y el olvido.Tema central
El poema gira en torno a la eternidad del amor, que sobrevive incluso a la muerte física de la amada. El hablante lírico se ofrece a morir nuevamente si eso devolviera la vida a Nogalia, y confía en que su palabra, su aliento, incluso su silencio, tienen el poder de resucitarla. Este amor es espiritual, sacrificial y transfigurado en algo casi divino.
🔹 Tono y estilo
El tono es solemne, doloroso, pero también profundamente esperanzado.
El estilo es místico-simbólico, recuerda a San Juan de la Cruz y también al modernismo espiritualizado de Darío o a los ecos panteístas de César Vallejo.
🔹 Recursos poéticos destacados
Imágenes sensoriales complejas: “senos de amapola”, “oleos cenicientos”, “simiente de iridiscencias elíseas”.
Símbolos de amor eterno y resurrección: “manantiales inmiscibles”, “estuarios eviternos”, “desafió con el oprobio de su sangre el destino inexorable”.
Anáforas que refuerzan la fuerza performativa del amor:
“Bastaría tan solo mi Palabra…”
“Bastaría tan solo mi Aliento…”
“Bastaría tan solo mi Silencio…”
🔹 Sentido profundo
Nogalia no es solo una mujer amada: es una figura alegórica, posiblemente símbolo del alma gemela, el amor ideal, o incluso la encarnación de lo eterno que el poeta busca salvar del olvido. El poema sugiere que el amor verdadero no termina con la muerte, sino que sobrevive como energía creadora, memoria viviente y acto poético.
🔹 Últimos versos: performatividad del lenguaje
“Bastaría tan solo mi Palabra / para infundir en ti la Vida.”
Aquí el lenguaje se vuelve creador, como en los textos sagrados (“Y Dios dijo: Sea la luz…”). El poeta no solo recuerda: invoca, crea, resucita.